lunes, 16 de agosto de 2010
Sangre de plata
Ahora, mientras escribo esto, a Luis Mariscal le están haciendo una trasfusión de urgencia en una UCI de su Sevilla, donde un toro ayer le reventó el muslo izquierdo y le hizo un agujero por donde casi se le escapa la vida.
La prensa rosa y amarilla se hace eco hoy de otra cogida, la de Cayetano, obviando, despreciando casi el día a día de los profesionales del toreo que se la juegan cada tarde vestidos de plata y azabache, de pundonor y torería, con el capote y los palos, salvaguardando la vida de su maestro como perros de presa, atentos al menor movimiento, con el alma en los ojos, sin otro burladero que su propia carne cuando toman las banderillas, citan y se encuentran con el toro frente a frente.
A mí me gustaría devolverlo al instante de la imagen, justo ahí, en esa fracción de tiempo en que el toro pudo pasar sin hacer hilo en sus carnes, sin ahondar en las venas, sin destrozar un sólo palmo de esa pierna que hemos visto atravesada por el pitón como si fuese papel de fumar, tan frágil a merced del poderío del toro, que siempre lleva peligro en las astas, que siempre lleva el veneno de la muerte rondando.
A Luis Mariscal le están poniendo sangre en un hospital para remedar su propia sangre, esa sangre de plata que también empapa el hule, que también existe, que también tiñe de dolor y emoción la historia de la tauromaquia, que fluye por las venas de aquellos que son hombres de oro siempre, veinticuatro kilates de toreros, de pies a cabeza, aunque vistan de plata, aunque no sean pose de papel couché, ni nombres de portada en los diarios, ni nombres que escribir en los carteles; ni siquiera nombres que pueda recordar aquel que no es aficionado.
Desde el respeto y la esperanza, que el Dios de los toreros-que es el Dios en el que creo- te guarde, Luis Mariscal. Que vuelva la sangre a desbordarse en vida por tus venas de plata.
(La foto es de burladero.com)
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4 comentarios:
Ole, ole y ole. No me había enterado de la cornada (las vacaciones, desconexión cuasi total del mundo) pero visitando a Ana esta tarde en la tienda me lo ha contado. Rezamos por él y esperamos verlo pronto derrochando torería de plata, tan valiosa como la otra aunque algunos prefieran la bisutería de marca.
Dios te oiga, David. Bienvenido a esta casa berrenda, donde la plata reluce con el respeto y la admiración por divisa.
Ojalá Dios te lea y pronto esté recuperado y oliendo a miedo y nervios en su habitación de hotel mientras se aprieta los machos de plata, esos que solo se ponen los valientes, los hombres de verdad entregados a su sueño de poner el mejor par de su mente. Plata pura y esencia de sombra, una sombra sin la que ni el sol ni el oro brillarían nunca...
Amén, comadre. Amén. Un beso de plata, siempre de ley.
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