martes, 16 de marzo de 2010

No te calles, David


Nunca me había parado a pensar que la sociedad podría llegar a dividirse en taurina o no taurina, o que los toros serían objeto de debate en un parlamento autonómico que tiene prioridades mucho más acuciantes para los ciudadanos que resolver. Pero siempre me han dado pavor las mordazas, los tijeretazos, los remiendos entre líneas, los decretazos de silencio, las imposiciones de criterios. Y me rebelo, porque quiero pensar que en este país donde vivimos cabemos todos, izquierdas y derechas, taurinos y no taurinos, tirios y troyanos. Y que cada cual que aguante su vela, y Dios en casa de todos.

En lo político, en lo religioso, en lo civil, en lo cotidiano, la libertad de cada cual para pensar y para defender su pensamiento me parece un arma tan cargada de futuro como la propia poesía; un ejercicio tan sano, que dejarlo de practicar perjudica seriamente la sociedad que me gustaría dejarle a los que vengan detrás. Si no, las calles serían cárceles; los cielos, techos; el horizonte, una verja; los dientes, una mazmorra; las gargantas, un pozo seco.

Quizá porque somos hijos de la democracia, hijos de la libertad de expresión y de la pluralidad, la palabra 'censura' nos trae tintes oscuros de un tiempo que yo no conocí, de un pensamiento único, de unos parámetros impuestos donde no era posible salirse del tiesto, donde el que no pasaba por el aro se quedaba fuera para siempre. Pero a nosotros nos educaron en la igualdad, en la tolerancia y el respeto.

Por eso no entiendo que a David Valderrama -de quien ideológicamente estoy en las antípodas, pero al que valoro enormemente como un tío que se viste por los pies- le hayan censurado esta columna, 'Yo no', en el periódico 'Carrión', de Palencia, cuando es el rinconcito donde acuden los aficionados, hastiados del ataque indiscriminado de los medios contra todo el orbe taurino; del taurineo oficial y corrupto, y de que los toros sean portada cuando hay sangre de por medio, morbazo o pose de figurín. Estemos de acuerdo o no lo estemos, la libertad consiste en no apagar la voz de quien la levanta para expresar sus opiniones y que nosotros tengamos esa misma libertad para rebatirlas. Si no, poco hemos aprendido con el rodaje de esta democracia de la que presumimos.

Por un día dejo aparcada la poesía y presto este pequeño soporte berrendo en colorao a la palabra de David, como si fuese el pliego de papel que en su tierra palentina le han negado. Que sin argumentos, sin ideas, sin claridad, sin valentía, sin honestidad, sin coherencia, sin pellizco, sólo es eso: papel, y nada más.

Y tú, amigo, nunca te calles.

(P.d. La fotografía la he tomado de este enlace)

4 comentarios:

  1. Querida Ana:

    Lo primero agradecerte toda la difusión que has realizado del tema, lo mismo que el que hayas perdido un tiempo en escribir esto, de verdad, gracias.

    En segundo lugar, decirte que si la censura a servido para que mi nombre salga en tu "Berrendo en Colorao", que es uno de los lugares de Arte y de Inspiración por referencia, vendita sea la censura...!

    Vale más salir en un lugar donde está reflejado el nombre de "Rafaé de Paula" que en cualquier sitio...

    Cómo bien dices tú, el papel es sólo papel, pero en este Berrendo, aunque no haya papel, hay sentimientos, que es un bien escaso, pero de los más importante!

    Un Beso y mil gracias Ana!

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  2. La polémica al final perjudica siempre a los mismos.

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  3. Totalmente de acuerdo, Berrendita. Está claro que cada uno puede pensar lo que quiera, pero también tiene que poder expresarlo, sea o no políticamente correcto.
    Lo que me alucina de los antitaurinos es que ellos tienen libertad de insulto pero no dejan que los demás nos expresemos libremente. Manda carajo...

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