viernes, 28 de mayo de 2010
Recitaré en tu nombre
Recitaré en tu nombre, Julio Aparicio, hasta que tu lengua pueda pronunciar la vida, hasta que tu garganta recobre las palabras y la voz que escapó por el boquete del instante un viernes por la tarde, Madrid ardiendo en los tendidos.
Recitaré en tu nombre, Julio Aparicio, las mil letanías al dios que protege a los toreros, a la esperanza prendida en el paladar como un plato que saborear muchos años, envuelta en seda y oro, en el toreo caro de los que sueñan sobre la arena mientras los demás danzamos en derredor de sus genialidades.
Recitaré en tu nombre oraciones por la noche, cuando los hospitales duermen y las sirenas se callan, cuando todas las lenguas se detienen y no pronuncian más nombre que las sombras, la claridad en ciernes de un nuevo día.
Recitaré en tu nombre la blancura de las sábanas, poemas de dolor en ausencia de muerte, la herida lenta engendrando nuevos versos en tu capote, nuevos tiempos conjugados en muñecas de terciopelo, en la danza sin tiempo del percal provocando, encendiendo en bravura las astas.
Recitaré en tu nombre, Julio Aparicio, caricias sobre el albero, seda satinada en fucsia lamiendo la arena como un beso sin lujuria, como una confesión sin guardarse nada, como un precipicio de silencios que llenar en tus manos cadenciosas, más allá de las palabras, más allá de mi cántico, de tu nombre y de todos los nombres.
Recitaremos juntos la alegría, conjugaremos la vida un viernes futuro, Madrid ardiendo. Recitaremos en tu nombre, Julio Aparicio, depositando en tus labios los nombres, el aire, calma, alivio y tiempo.
(Gracias, Juan Pelegrín, por la inmensa foto, la inmensa ventana de los ojos azules)
A mí también me gustaría recitar su nombte, contigo, si me lo permites. Precioso y emocionante
ResponderEliminarPablo: recita conmigo siempre. Esta casa se viste de gala cada vez que vienes. Un beso y gracias.
ResponderEliminarDel maestro Aparicio se han escrito ríos de tinta en estos días, pero esto es lo mejor que he leido. Muchas gracias por tu blog, también yo recito contigo.
ResponderEliminaryo me apunto tambien y asi a coro recitaremos esta prosa tierna y esplendida que vd arranco de sus entrañas bendita berrendita.
ResponderEliminarludo
Anónimo: gracias a tí, por pasar, por quedarte y por recitar con nosotros. Un abrazo.
ResponderEliminarLudo: apúntate y que sean nuestras gargantas su voz hasta que recupere todos los nombres. Un abrazo y gracias por tus palabras.
Bonitas palabras y bonita foto. Por cierto una tarde en las ventas sin una vocecita rubia haciendo comentarios, no es una tarde en las ventas redonda como el albero.
ResponderEliminarEspero que sigas repartiendo sabiduría.
Berrendita, estaba deseando leer tus palabras bellas para rubricar alguna faena excelsa esta feria de San Isidro, que tanto está haciendo penar...y no deseaba que fuera sobre una tragedia que nos revolvió las tripas y cortó de golpe su ilusión de Nimes, y nos cortó de golpe el aliento, y el sentido...No esperaba que hubiese sido por esto, pero, nadie puso sentido más puro que tú para desear a Julio lo mejor... qué bueno que lo hayas hecho tú... Gracias por compartir tus versos, y poner voz a quién , por ahora, no puede.
ResponderEliminarMuy emocionada.
¡¡¡Vecino!!! No veas qué alegría me has dado viniendo a esta casa berrenda que ya es la tuya. Mil gracias por la visita y otras mil por los piropos. En cuanto a la sabiduría, déjala para los sabios. Supongo que para alcanzar siquiera a rozarla me faltarían dos o tres vidas, y ni aún así.... ¡¡Un beso!!
ResponderEliminarAnónima: Gracias a tí, seas quien seas. Yo sí que estoy emocionada después de leerte. Emocionada y agradecida. Un beso.
Berrendita, muchas, muchas gracias, gracias a tí siempre por compartir tu sentir a través de tus versos. Soy Lucía, hermana de Sentimientos y locuras, siempre entro en tu página, deseosa de leer tan bello. Por error no salió mi nombre en el comentario de ayer , pues no me gusta no ponerlo.
ResponderEliminarY sí, te leo siempre con mucha emoción, como tantos..
Un abrazo
Un abrazo y GRACIAS, Lucía, desde la doble emoción de saberte parte de una familia a la que tanto quiero. Un beso, estás en tu casa. :)
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