martes, 4 de mayo de 2010
Ocho litros
Ocho litros de sangre, ocho, le insuflaron de nuevo la vida en las venas. Ocho litros, plasma, suero y agua; cuatro cocacolas grandes, un bidón y pico de agua, un par de cubos de plástico, poco más.
Ocho litros que pesaban los veintiún gramos que dicen encierra el alma. Líquido que se escapa por la femoral herida, por la safena, por el desgarro en las carnes como un precipicio hacia la eternidad de quien ya conoce la eternidad en vida.
Glóbulos rojos tiñendo de grana la sábana blanca, rubricando el reguero que no cesa desde la arena hasta el callejón, desde el callejón hasta la puerta de la enfermería, desde la puerta de la enfermería al corazón apretado en un puño, a la incertidumbre que precede a la muerte en una apuesta a cara de perro sobre el hule.
La noticia, que llegaba de madrugada a España, dio la vuelta al mundo. José Tomás, A negativo, había dejado la vida casi prendida de las astas de un toro. Ahora hablan de él los que hace dos días le negaban espacio en sus medios, los que le han restado méritos en sus faenas imposibles, quienes no entienden esos terrenos prácticamente imposibles que nunca antes pisó nadie y que probablemente nadie pisará después.
También esa tarde corría sangre de plata sobre el ruedo, recordando que las astas del toro, como la muerte, miden a todos por el mismo rasero. Que no hay trampa ni cartón, sólo verdad descarnada, carne y hueso, carne y músculo,carne y sangre en ofrenda, dolor y herida, la gloria o el hule, ser o no ser con la incertidumbre ceñida en la cintura.
Lidia, maestro, en horizontal sobre la sábana como sabes hacerlo en vertical sobre el albero.
(La fotografía es de Javier Arroyo, pedazo de profesional y amigo incondicional. La podéis ver en su magnífico blog)
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2 comentarios:
desde villalpando paris y londres
me has dejado impresionado
gracias ana por volver a escribir d e toros
Entre entrega y entrega suelo acercarme por aqui, que es cuando el tiempo me permite. Y en estos meses de insociabilidad mundial (mia), es todo un gusto enterarse de todo esto por tus palabras, porque cambia mucho a leerlo en un titular de el Metro.
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