martes, 3 de enero de 2012

Será pronto

El campo destila inviernos mientras la vida se abre paso tras los cercados. Enero rompe aguas sin anunciarse. Será pronto. Empieza la cuenta atrás mientras las tardes comienzan a alimentarse de luz tras el solsticio, como si cada día tuviese trazado un destino en el ciclo del tiempo. Ya todo apunta a la claridad.

Las madrugadas de cristal dan paso al bautismo de fuego de los becerros, días de hierro y de guarismos que quedarán para siempre impresos en los suaves pelajes chamuscados, en la piel tatuada con la estirpe del bravo, mientras en el horizonte dibujamos nuevas plazas, nuevas tardes, nuevas gestas que nos cosan a las entrañas esta pasión por el toro. Esta pasión por la vida.

Ahí, bajo las encinas, junto a los arroyos, toma forma el sueño de una nueva temporada que ya es. Ahí, al pie de los acebuches, duerme berrenda en verde la esperanza de cada primavera. Será pronto. Ahí el secreto, la grandeza de lo que no se conoce, de lo que no se ve. La ciencia y la paciencia, el sudor, los afanes, el pan nuestro de cada día. La promesa de nuevos prodigios que nos apuntalen la fe cuando la perdamos en una tarde para el olvido; o cuando la busquemos de tendido en tendido como apóstoles de lo efímero peregrinando tras el milagro.

Enero rompe aguas sin anunciarse y los días preñados de luz forjan el camino que conduce hasta las puertas de la primera plaza de toros, hasta la emoción renovada del primer paseíllo, del primer pasodoble, de la primera caricia de capote meciéndonos el alma.

El campo destila inviernos y el fuego aviva el hierro mientras se cubren de hielo las suaves lomas, los caminos empedrados de madrugadas, el silencio casi litúrgico que cubre de misterio los cercados. Y soñamos, como si fuera la primera de nuestra vida, una nueva temporada.

La frente cicatriza el tiempo de la espera, el frío curtiendo las mejillas. El viento nos susurra los nombres, para que queden escritos en la arena. Será pronto.

Y cerramos los ojos como quien reza, con el deseo puesto en los cerrojos que guardan el secreto de la vida.


(La foto, bastante mala, la tomé con mi BB en casa de José Luis Mayoral)

1 comentario:

Antonio De la Torre Blanco dijo...

enhorabuena siempre me sorprendes y cautivas, a base de tus palabras, bien apropiadas.
Gracias otra vez y feliz año.