martes, 10 de mayo de 2016

Honor y grandeza al Pana


No podrá cumplir su sueño de confirmar en Las Ventas ni de ver su tendidos de mayo rugiendo su emoción y vida, el calor y el frío, las tardes de triunfo y esos silencios que hieren como puñales, el viento, la lluvia de la primavera. Pero Rodolfo Rodríguez El Pana debe estar acartelado en Madrid con los mejores, con los más grandes, con su nombre en letras de relumbrón para que todos los aficionados lo sepan y lo pronuncien con respeto como cuando se baja la voz para no romper el silencio de los templos, casi como se reza.

Trasciende hoy que Pepe Ibáñez, apoderado del Pana, ya está hablando con la empresa de Madrid y con toreros para organizar un festival de lujo. Ahora que su herida aún nos duele; ahora que ha venido a recordarnos que los toreros son hombres de carne y hueso que a veces se transforman en dioses. Ahora, con la noticia aún caliente en los diarios, en internet, en el boca a boca. Ahora que aún nos sobrecoge esa escena, ese salto mortal a ninguna parte verde botella y azabache; ese hombre inerte en la arena de la plaza de Lerdo, maldita suerte, tarde maldita, puto destino, cabrón.

Ahora que el mundo taurino vive con los pies en Madrid y el corazón en Méjico, en Guadalajara, donde comienza la segunda vida de El Pana, la de los quirófanos y la santa paciencia, y aprender desde cero otra forma de respirar, de enfrentarse al día a día, ese toro tan difícil, esa faena tan larga.

Ahora los mejores deben unirse para honrar con sus piernas, con sus brazos, con el vuelo de su capote, con el trazo de su muleta, con la sentencia de su espada a quien ya no puede valerse de ellas, puro latido, pura memoria. Pana tetrapléjico, que da hasta miedo escribirlo, decirlo, pensarlo: torero de leyenda condenado a la prisión de lo inmóvil, a las operaciones en cadena, con el alma sobrevolando lo mediocre y el cuerpo atado a la tierra, tan de plomo, con más empalmes en las vértebras que una estación de trenes de Alta Velocidad.

No cumplirá su sueño de confirmar en Las Ventas. Pero Madrid, la capital del toro bravo, le debe una ovación de gala al último romántico, al último bohemio, al genio mejicano que ya no pisará más el albero por su propio pie, clavando la zapatilla en la arena; que galopará por los sueños en una silla de acero inoxidable con ruedas como un potro indómito, más allá de la tragedia.

Queda, como me decía el otro día un amigo del maestro, la compañía de los compadres, la genialidad del verbo, la filosofía salvaje de una vida de leyenda. Queda la presencia inmensa de Rodolfo Rodríguez, la memoria del Brujo de Apizaco que ha toreado todos los toros de la vida, que ha pisado todos los caminos, que conoce la pócima de la libertad como nadie, sin reglas ni leyes, solo su instinto, su maravillosa rebeldía. Quedan las sobremesas y el poso de la palabra, un corazón latiendo, ardiendo, pura vida.

Madrid debe hacer un festival por todo lo alto. No un festival de beneficencia, que esto no es caridad, que esto es un reconocimiento, que esto es pagar una deuda, que esto forma parte de la grandeza del toro, ese mundo que se dinamita a sí mismo desde dentro pero se une en la adversidad como una familia sin fisuras, fuerte, irreductible.

Queda para el mundo Rodolfo Rodríguez, el maestro, el hombre, el extravagante genio de ojos vivos al que no se le ha puesto nada por delante; el del puro eterno en los labios y la manta tricolor al hombro, Méjico en el corazón. Viva Méjico, coño.

Pero no olvidemos que al Pana le mató sin darle muerte un toro un 1 de mayo a los 64 años en Ciudad Lerdo, una plaza sin mapa, puto destino, cabrón.

 Honor y grandeza para quien tanto le ha dado al toro.


(Precioso dibujo-homenaje de Rocko, ilustrador mejicano. Gracias a @odriozola30 por el dato)


3 comentarios:

Unknown dijo...

Bonito, sentido artículo escrito con el alma, con la yema de los dedos.
Juan Mora

Anónimo dijo...

El poder del brujo

Industria de la Música dijo...

Oleeeee que nunca se nos vayan los recuerdos de El Pana, que nunca existirá un torero que se vista con tanta ilusión como él lo hacía, que se sintiera tan torero, que con la simple fumada a su puro y su elegante andar nos pudiera sacar un olé de la garganta, que nos hiciera sentir así como sólo él sabía hacerlo y pronta reasignación para Rodolfo Rodríguez #arribaElPana #vivamejico