jueves, 4 de febrero de 2010

El valor del gesto


Vivo en una tierra cincelada en la piedra donde los días se suceden con pereza, como si fuesen plomo las hojas del calendario. Una tierra dormida, como si el tiempo no quisiera espolear su sueño con banderillas de castigo para ponerla en pie y hacerla caminar con otro compás.

Aquí, en esta tierra silente y mansa donde sólo protesta el Duero en tiempo de crecidas, cobra valor añadido el gesto, rebelarse, abrir las puertas y orear la sábana de la desidia. Aquí, en esta tierra donde nunca pasa nada, un grupo de chiflados le ha dado alas a su pasión, la nuestra, y ha creado un punto de encuentro para mantener, fomentar y dar a conocer la fiesta, cuando corren malos tiempos para el arte de la tauromaquia.

El valor del gesto reside en su ilusión, en su tesón, en su impecable afición, en su ausencia de vanidad, en el trabajo silencioso, en el apoyo que intentan recabar de despacho en despacho, de puerta en puerta, sin figurar, sin obligar, sin imponer. Amor, sólo amor, es lo que les mueve. Y son como un soplo de aire fresco entre tanta cátedra rancia, entre tanto entendido de quita y pon, caspa y soberbia.

El valor del gesto reside en sus pasitos cortos y por derecho. En esos 'Toros sin barreras', que no desde la barrera. En ese 'Aula de Afición' que dará mañana su primer paso de la mano de Javier Gómez Pascual, hombre de plata, plata de ley, amigo de veinticuatro kilates, torero cabal, de una sola pieza. No saldrá de ahí ningún torero más que el que llegue con el alma empapada de satisfacción por cimbrear su cintura al compás del capote de salón. De esta escuela no saldrá ningún triunfador de ferias, porque cada cual lidia ya la feria de su vida y arranca a mordiscos el tiempo para poder pegar un pase que sirva de puente entre la rutina de los diarios y el milagro del viernes prendido en la esclavina.

Para que no haya ni un sólo aficionado que se quede con ganas de acariciar la seda y mecerla en los vientos, soñando faenas imposibles, toros humillando y acometiendo, la rosa de los vientos bajo el traje de lo cotidiano. Para que ni un sólo aficionado deje en blanco su faena de muleta frente al toro de los deseos, que siempre es de indulto, que siempre vuelve a la dehesa para ser lidiado en nuevas plazas donde ondee la bandera de los que desean. Para que el suelo del pabellón de un colegio sea albero prensado, albero sin sangre ni boca de riego donde poner a secar los sueños.

Para que todos seamos como esos niños que juegan despreocupados por las calles de cada pueblo cuando llega el verano, manteniendo viva la llama, el signo, el gesto de que el toreo es algo vivo, siempre latiendo en el lado izquierdo del pecho.

(Para los soñadores del Foro Taurino de Zamora, porque sois como una bandera verde ondeando en tiempos de guerra. La foto, magistral como siempre, es de Juan Pelegrín)

4 comentarios:

Crescentino dijo...

Animo para esa "cuadrilla" de románticos, que ha "echao la pata alante", y sin complejos se tiró al ruedo de la sociedad Zamorana, para,despertar a la afición, que sin duda, la hay, y de solera.

Crescentino

Anónimo dijo...

Bien por el Foro Taurino de Zamora.
Lo de Javier Gomez Pascual tambien todo un lujo.


La dedicatoria que les hace la autora del Blog, magistral.

Anónimo dijo...

Berrendita por lo que cuentas, es un gusto tener un grupo de aficionados así en tu tierra, sobre todo en estos momentos en que tanto daño se le ha hecho a la fiesta. Como dices bien, es muy grande el valor de su gesto porque mientras haya aficionados así la fiesta seguirá en pie. Mucho ánimo para ellos.¡Qué pena no vivir cerca para coger una muleta!

Chano.

Anónimo dijo...

Escribes estupendamente bien.
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