miércoles, 24 de agosto de 2011

Rezándote, verde y oro


Pasa un minuto de las tres y estoy aquí, rezándote ante un espacio en blanco donde musitar tu nombre en voz baja como quien aprende su primera plegaria frente a un teclado.

Rezándote contra la madrugada en esta capilla sin puertas, a cielo raso, sin bóvedas ni cigüeñas; rezando tu cabello sin incienso, tu carne sin ungir, el mentón reposado sobre el firmamento, el compás de tus latidos meciendo todos los sueños.

Rezando la seda verde de tus secretos, ofreciendo mi silencio desde la hondura, desde la belleza que duele si la redacto en esta soledad, tan para mí, silencio y madrugada, mientras los demás cantan el último prodigio a voz en grito, o abjuran de tu credo en esta hoguera de vanidades, en este circo de los sinsentidos, pensando que quien más sabe es quien más duro pega. De palabra, de obra, sin omisión.

Es la premisa del castigo, de los teóricos que nada tienen que ver con esto; ni con lo tuyo ni con lo mío. Nada que ver con mi cántico, el salmo de tu cintura, el rosario encadenado de misterios discurriendo por tu mano diestra, el tiempo danzando en tus muñecas, tan leve; la letanía final atronando en la muleta, dos naturales inmensos donde se venció el mundo por el costado izquierdo en los pitones acaramelados, en el pelo colorao donde leo tus versículos. Dos pañuelos, dos palomas. Gratia plena. Y te canto, y te rezo.

Yo estoy aquí, en este templo sin tribuna ni parroquianos, sin siquiera una firma; sin lenguas de fuego ni látigos, sin importarme si sé o no sé, sin ganas de justificarme en esta noche que quiero sólo para mi, para rezarte cerrando los ojos como se reza a los dioses, como se evoca lo que más se ama, lo que presentimos allá arriba, por encima de las estrellas y de noches así, bochorno y nubes, presagio de tormentas, verano casi vencido, exprimido de plaza en plaza.

No te conocía y te vi bajo la lluvia, agua que no cesa, agua bendita; tu primer toro. Y creí entonces como creo ahora, tantos años, tantos siglos después, sin necesidad de explicarme, sin necesidad de entenderte, como no puede entenderse lo que sale de las tripas, de los poros, la genialidad que no se aprende, el lance irrepetible, el trazo de lo que siempre perdura esculpido en lo efímero, en el aire, no más. La gracia, el don, la inspiración, la magia.

En silencio, rezando, besando sin besos la mano, el índice en alto que apunta a los cielos, dibujando sin saberlo aquella mano de Ordóñez que un día acarició a toda la historia del toreo. Bendiciendo, consolando acaso tantas tardes sin lágrimas, tantas tardes sin latidos.

Rezándote verde y oro, como a las Vírgenes bajo palio que cantan su pureza; que cantan la esperanza del mundo, un paso por delante del dolor, quemando la cera del destino bajo los pies, rozando la gloria a hombros de un puñao de hombres, el vientre del círculo abriéndose gozoso, descerrojando la puerta grande de lo insondable. Rezándote sobre el albero plomizo de las entrañas de la tierra, en la boca de riego de lo que nunca puede olvidarse, lloviendo el viento.

Yo te canto contra la madrugada, Morante; al límite, en el abismo por el que se precipita mi alma cuando alza el vuelo tu capote y clavas la zapatilla. Y me sigue doliendo la bendita locura que desparramas, la torería arrogante, tu presencia sobre la arena. Y te escribo sin versos, enterrando las palabras lejos del mar porque no quiero encontrarlas.

Yo te rezo contra el alba, ahora que los demás duermen y se posa sobre la tierra el milagro mecido, el teorema imposible de tu toreo.

Así pasen los siglos, Morante, verde y oro. Amén.

(Las fotos, de Arjona, son de Aplausos)

9 comentarios:

Pablo García-Mancha dijo...

Buenísimo. Un beso

Aguedonna dijo...

Olé mi niña, qué bonito.
Besitos

Lamborghini dijo...

Y si amarte es pecado,
beberé ese fuego maldito…

¡Habítame!,
toma mi alma como morada...
Sea tu sangre torera una,
que por mis venas fluya…
iluminando mi sangre.

Que tu voz ronca siga sonando,
en los silencios grises
de un tarde de plomo,
iluminada por pura esencia…
¡Ehe toro!

Tu corazón agrandó el mío…
Casi hasta estallar,
pleno de gozo...
Morante,
qué jirón me has dejao en el alma…

Las entrañas enteras del bocho
en tus manos…
en tus benditas manos…

Tus manos sujetando las telas,
con una firmeza colmada de dulzura…

Tus pies, clavados al natural,
mientras la plaza ardía,
ardía al grito de tu nombre…
¡Torero, Torero, Torero!

Átame, átame para siempre
en ésta tauromaquia de reyes…
Báñanos otra vez en tu dulzura…

Quiero que estés en mí,
cómo está en mí la fe…

Se apagó mi sed,
mientras bebía fuego…
tu fuego maestro…


Ahora, que los cuervos escriban
crónicas técnicas y sabias…
Ahora, mientras yo paladeo tu esencia
Que los perros ladren…

Ahora mientras la esencia
la devoramos en tu santificada presencia,
que le den vueltas a lo material…
que busque ahora en las cenizas de esa grandiosa hoguera…

Porque tu espíritu,
lo vimos con los ojos llenos de lágrimas, sobrevolando ayer Vista Alegre,
Gozosos… plenos de luz torera,
y en sus manos llevaba prendidas
todas nuestras almas…

¡Ay Morante!

Hermana, tus letras son lo más bello que leo… cómo inspiras… cómo enganchas, cómo tiras con cadencia de mi alma… Joder que gusto leerte y qué suerte haberte encontrado…
Te adoro cielo, te adoro.

PD: ¿Porqué en tu blog sólo? Porqué éstas letras, dignas de la mejor pluma no las publicas en otro espacio?
Te debo una llamada, mi Berrenda en alma y fuego…

Lamborghini.

sentimientos y locuras dijo...

Ana me emocionas... Ole tu

El Coronel dijo...

Anita, deberia llevarte Morante en su plantilla para que le diejras esas cosas antes de alir al rudo. Seguro que su toreo tendria todavia mas "jondura".
Morante es el unico que tiene pellizco.
Besos
Salud

Unknown dijo...

No se puede escribir mejor, Berrenda. No se puede. ¿Y qué hacemos ahora los que queremos escribir? ¿Qué? ¿Acaso rezarte?

Ana Pedrero dijo...

Pablo: pues anda que tú!! lo has bordao, supersónico!! Un beso.

Águeda: ole tú, que te nos estás haciendo una taurina de primera división. Y eso me encanta, claro. Un beso :))

Ignacio: siempre me dejas sin palabras, eres tremendo. ¿Otro espacio para escribir? déjame aquí, en mi blog, que al menos es mío, sin trampas ni trepas. Sin impresentables, sin decepciones. Ya hablaremos. Mil besos, brother.

José Luis: lo sé, como tú a mi. Hace mucho tiempo que ambos profesamos en el morantismo más profundo. Y así seguirá siendo; incluso cuando está mal. Un beso.

Coronel!! Me apunto a su sugerencia, pero me temo que el de la Puebla no conoce este rincón ni por asomo. Y claro que sí: es el único que tiene pellizco. Tanto, que a veces duele. Mil besos.

Noelia: pero cómo tú puedes escribir esto? Tú, que tienes tinta en la sangre, que eres una tía cabal, con una sensibilidad que se desparrama donde vayas??? a mi no me reces, que soy carne de perro. Mejor seguimos rezando juntas, y escribiendo, quemando incienso. Te quiero, te admiro. Y lo sabes, valiente!! muas!!!!!

Gil de O. dijo...

Dices, escribir sin versos; cuando tu verbo es el verso; cuando tu versar, poesía. Dime si estoy confundido, si cuando te pones al teclado, este no vibra de alegría, como cuando yo, desde el día que descubrí tu nombre; y como hoy cuando has escrito esculpiendo con la palabra la réplica a una faena, en la que si bien le sobraron espacios, borrones y excesos, lo construído en el resto, que no resto, sino meollo y corazón de la misma, a tu opúsculo, que de tan intenso, no sobró ni falto nada; quizá una lágrima de incontenida emoción la que me has obligado a soltar leyéndote y releyéndote, para sentirme dentro de la suerte que me has ofrecido con una muleta tendida de palabras en seda, mujer y oro y de sentimientos toreros.

Sé que pego duro, cuando de pegar se trata. Ahora bien, “sólo sé, que no sé nada” y de todos aprendo hasta dónde me permite mi limitado entender. Si de sentir, como no voy a sentir, pues si a Morante lo habeis cantado, yo menos veces lo he hecho, mejor que vosotras Ana, Marta, Carmen, Amparo, Beatriz, seguro que no he sabido, ni sabré hacerlo. Será por ello, que con tanta atención os leo. Unas me conoceis, otras no tanto, aunque sí por mis palabras, que de vosotras, tanta atención gozan.

Hay mucha gente en mi tendido, que me escucha con sublime atención. De otra situación gozaría la Fiesta, si en lugar de presumir de saber, o de pegar sin sentido, se hubiese sabido transmitir con sentimiento.

No hay quién tiene más falta de saber, qué aquél que cree que sabe.

Gil de O.

Ana Pedrero dijo...

Gil de O.: cómo me gusta verte, saberte por aquí!!! Y cómo me ha gustado leer tu comentario. Gracias por tus palabras y por tus elogios. Yo no necesito demostrar nada: escribo para mi y para los cuatro gatos (ilustres gatos, añado) que de cuando en cuando os dejáis caer por aquí. No me provocan otras vanidades. Un beso.