domingo, 18 de abril de 2010

Son belleza. Son arte.


La Junta de Castilla y León acordó a finales de marzo la concesión del Premio de las Bellas Artes 2009 a Santiago Martín ‘El Viti’, en reconocimiento a su trayectoria en el mundo del toro. De esta forma, el irrepetible diestro salmantino -que paseó el nombre de su tierra por las plazas de todo el mundo con su toreo hondo, puro y sin concesiones- se convierte en el primer torero de la Comunidad que accede a esta distinción.

Fue la Diputación de Salamanca, con la unanimidad del PP y del PSOE, la que elevó la candidatura de Su Majestad ante el gobierno regional, en reconocimiento a esa ‘encina clavada en La Maestranza’, como lo inmortalizase con sus letras geniales el maestro Navalón.

De esta forma, la Comunidad se suma al reconocimiento que ya en 1997 hiciera el Ministerio de Cultura del Gobierno de España, cuando le fue concedida la Medalla de Oro de las Bellas Artes. De las Bellas Artes; del arte y de la belleza, valores de los que el mundo del toro va sobrado, desde que nace un becerro en el campo hasta que lucha, muere o se gana la vida en la plaza.

Paradójicamente, el arte de Cúchares (me resisto a tildarlo de fiesta, sin más) sigue encuadrado en el epígrafe de Asuntos Taurinos, adscrito al Ministerio del Interior, sin que se de un paso al frente para declararlo bien cultural y universal, aunque los toreros sean condecorados por otro ministerio, el de Cultura, que debería tutelar sin ambigüedades todo lo relacionado con la tauromaquia.

En una época de ataques indiscriminados, de persecución políticamente correcta a todo lo que se encuadre en el orbe taurino; en una época en la que militas o no militas en la religión del toro, choca que las administraciones públicas reconozcan el valor cultural, el gesto de los hombres que se la han jugado en el albero, sin más engaño que sus propias carnes por delante y un trozo de trapo, aunque ninguna institución diga un ‘coño’ claro al respecto.

Quizá deberían plantearse, por coherencia, condecorar a los toreros en la fiesta de los Santos Ángeles Custodios y cambiar el brillo de sus trajes de luces por las doradas botonaduras de los uniformes policiales, hombres que se la juegan en otras plazas y con otros toros más prosaicos.

Quien lo entienda, que me lo explique.

2 comentarios:

David Valderrama Gutiérrez dijo...

Amiga Berrendita: ¿Cultura?¿Interior?...vaya dilema.

Estoy de acuerdo en casi todo lo que has dicho, pero...no lo tengo claro, de verdad.

Es una realidad innegable el que el "Arte de Cúchares" está más cerca de Cultura que de Interior, pero como sabes, el que esté en Interior es por una cuestión Histórica de Seguridad, Orden Público, Autoridad del Palco etc...

¿Qué pasaría en cuanto se lleve a Cultura? Probablemente deberían de desaparecer los Policias del Palco. ¿Quien presidiría? ¿Aficionados de "reconocido prestigio"? Me da pánico sinceramente...¿Que pasaría en una Alteración del Orden Público en una corrida en la que se monte la marimorena? ¿Que pasaría si a la hora del sorteo las cuadrillas de un torero les da por vacilar al presidente que es un aficionado "de reconocido prestigio"?Nada, ya que este, no tiene ninguna autoridad al no ser Autoridad, y las cuadrillas amañarian a su antojo en los sorteos...

Bien en Interior no está, pero no tengo del todo claro que vaya a estar mejor en Cultura...

Un saludo Berrendita y perdona por la "ligera" discrepancia...

Un abrazo!

Ana Pedrero dijo...

Me encanta discrepar contigo, querido David.... ¡ya es hora de que no estemos de acuerdo en algo! jajajaja
Por lo demás, me temo que seguiremos discrepando de por vida: prefiero a un buen aficionado en el palco que a un policía sin conocimientos ni afición taurina. Aunque al final no es el uniforme el que quita ni pone razones.

Un besazo berrendo. :)