martes, 2 de agosto de 2011

Hembra y seda


Porque naciste hembra llevas la piel tatuada en oro y seda, el vientre dispuesto para la herida, el terciopelo en los dedos, las estrellas en el pelo, la coraza en el pecho, el secreto en los labios.

El mundo por montera en un océano de hombres donde navegas sin prejuicios desandando la sumisión, el silencio de siglos, los miedos que igualan a hombres y mujeres contra la pared de ladrillos, en la antesala del rito; sometiendo toros más fieros, más broncos que los que pastan bajo las encinas esperando su momento de gloria, el último, el primero, en la arena. Clavando las zapatillas en tu orgullo de hembra, en tu orgullo de torero.

Conocerás otras glorias, tocarás de nuevo las estrellas en noches de julio, oro y seda sin oro y seda, hembra y seda. Descerrojarás un día la puerta grande de tu alma. Soñarás, quizá, el dolor de las carnes abriéndose dando paso a la vida, del agua a la tierra, del silencio al llanto primero. Lidiarás soles y lunas, engarzarás caricias con los mismos dedos que empuñan el acero.


Pero ahí, sobre el albero, queda desdibujada la luna que esconden tus pestañas, la ternura que guardas bajo la camisa, la esbelta redondez de tu signo. Antes, un capote de paseo guardará tu cintura, anudado sin nudo por la mano de los hombres, toreros que visten a un torero descontando el tiempo. Ahí, sobre el albero, ofrecerás los muslos, y los tobillos, y el corazón, y el estómago, sin guardarte siquiera un ápice de vida; entera, valiente, como quien se entrega sin pensarlo, como quien se abandona sin visado de regreso, todo o nada; como quien escribe un diario en las vueltas de un capote mecido sobre los vientos. Torero.

Ahí, sobre el albero, crecerás sin apego a lo que eres, a la hembra nacida de hembra, descreída de la prisión del cuerpo, para apretarte los machos con pulso femenino y hacer verdad el milagro, el misterio del toreo, que también viste hembra y seda, que también teje lunares invisibles en la piel.

Va por tí, Conchi Ríos. Torero.

(p.d. Las fotos pertenecen a un maravilloso reportaje de mi amigo Alfredo Arévalo, realizado la noche en que la novillera tocó las estrellas del cielo de Madrid)

9 comentarios:

Unknown dijo...

Eres grande, jodía. Hembra purísima, brava, noble. Estoy muy orgullosa de ser tu amiga.

Elena dijo...

Qué maravilla berrenda!!!Como Conchi Ríos, el temple lo llevas en las muñecas!!Tus dos manos, frente al teclado... Hembras, de seda y oro, que pelean con los dientes pero hacen el paseíllo como los ángeles!!Como Conchi Ríos... como la Berrenda zamorana!!Ole y gracias, una vez más, por regalarnos tus palabras!

Anónimo dijo...

Berrenda:
No conozco a nadie en el mundo del toro que escriba como tu. Es una lastima que no podamos disfrutarte mas a menudo. Un fuerte abrazo desde tu otra tierra.

Chano

sentimientos y locuras dijo...

Oleeeeeeeeeee, de Puerta Grande!!!

que gustazo leerte!!!

Isabel-19 dijo...

He dicho y escrito muchas cosas de la Conchi Torero. Después de leerte Berrendo en Colorao, no sabre decir, ni hablar, ni escribir, ni contar, ni cantar nada que no haya sentido en tus versos.
Quiza la Conchi, nos pueda decir más, nos quiera decir más o nos haga sentir, algo más. Yo ya no me atrevo.
Gracias Berrendo -adivino que eres mujer- sin haberme "quedao" claro si tu colorao viene del ensabanao o del capuchino.
Los aficionados/as que venimos del manso, también tenemos gusto por el bravo.Como mucho gusto en saludarte, Berrendi; según te dice nuestra priora Carmen la Condesa, donde coincidimos con cierta frecuencia.

Isabel-19

Diego Cervera Garcia dijo...

acabo de descubrir este blog, y la entrada de Conchi Ríos me parece sensacional.... es mas, yo hice un par de atículos sobre Conchi Ríos preciosos, pero este supera lo nunca visto.
Mi mas sincera enhorabuena.

Gil de O. dijo...

Me ha maravillado contemplar la fluidez con que te sale la palabra Torero despues de saber que era hembra la que se vestía de seda y oro. La que abría el compás, como se le abre a la vida -entregada- para cargar sobre él la suerte con toda la sensibilidad, de quién sabiéndose mujer, mejor que nadie supo sentirse Torero.
La Isabel-19 te adivina mujer "berrendo en colorao" lo que no tiene mayor importancia.
Me he enamorado de tu sensibilidad, Torero.

Te leo y te releo. Es un lujazo.

Gil de O.

Anónimo dijo...

Tremendo, Anita. Te has salido, como siempre. Ole ole y ole.

Ana Pedrero dijo...

Noelia: ¡¡Yo sí que estoy orgullosa de ser tu AMIGA!! (mayúsculas, femenino, singular. Hembra y tinta, tinta y oro). Te quiero. :)

Elena: Gracias a tí, compañera, belleza y tronío. Hembra de diez. Un besazo. :)

Chano: mil gracias por tus palabras. Y claro que puedes disfrutarme, aunque sea aquí, en este blog pequeñito y berrendo. Un abrazo. :)

Sentimientos: puerta grande para vos. Ahora y siempre. Un abrazo, amigo, y gracias por venir. :))

Isabel-19: gracias a tí, por venir, por leer y por comentar. Bienvenida eres, sobre todo por esa procedencia prioral, encastada y de ley, que nos une. Adivinas bien. Mi colorao viene del latido, siendo santacoloma como soy, apresada en una caja de Cuadri como poco. Un placer. ;)

Diego: mil gracias. Sé bienvenido, aunque a veces la pereza se instale en esta ventana berrenda. Un saludo. :)

Gil de O.: porque te 'conozco' y sé de dónde vienes, el lujazo es tenerte aquí. Y sí, claro que sí, la palabra Torero está empleada con toda su intención y toda su fuerza, precisamente porque es una hembra la que se ata los machos. Lee y relee cuanto gustes, que me encanta. Un abrazo. :)

Anónimo: pues mil gracias. Incluso a veces me salgo del tiesto, que no es malo. Un saludo. :)